21 de desembre del 2009

LA SAGRADA FAMILIA DEL BESÒS

Mónica Rodríguez Pérez 2n de Batxillerat

El futuro de las tres torres de Sant Adrià de Besós, también conocidas como La Sagrada Familia del Besòs,  ha reabierto un debate entre los partidarios y los detractores de las torres, que con más de 200 metros de altura, son un referente visual de esta ciudad.


En mi opinión, creo que deberían conservarse, ya que además de ser un símbolo distintivo de Sant Adrià, pienso que más vale “malo conocido que bueno por conocer”, y con esto quiero decir que ya sabemos lo que éstas comportan y el uso que se les puede dar, pero no sabemos cómo afectaría la construcción de viviendas de protección oficial situadas en primera línea de mar, propuesta que apoya la compañía eléctrica de Fecsa-Endesa, partidaria de la demolición de estas torres y de aprovechar con este fin los 80.000 metros cuadrados de superficie. En este caso, es innegable que el coste de su derribo no justifica el espacio que se gana, porque ya disponemos actualmente de ese espacio, lo único que se ha de buscar es un uso racional para el mismo.

Por otro lado, el alcalde Jesús María Canga es partidario de conservar las tres chimeneas como patrimonio industrial del municipio, siempre y cuando su mantenimiento no represente ningún coste al Consistorio. También el director-gerente de esta agencia urbanística, Juan Carlos Montiel, apoya su conservación, porque «tienen muchas posibilidades de transformación» y porque es un patrimonio industrial «singular» y «diferenciador» de la ciudad. Montiel asegura que la estructura de las torres se encuentra en perfecto estado y permite hacer lo que se quiera en su interior después de sacar la maquinaria de la central térmica. Se trata de un espacio de 90 metros de altura por 600 metros cuadrados por planta.

Entre los posibles usos de este recinto industrial, propuestos por Barcelona Regional, destaca el proyecto de convertirlo en un gran centro de arte similar a la «Tate Modern» de Londres, uno de los museos más importantes del mundo situado en una antigua fábrica, o bien, en un hotel de lujo más alto que el “Arts” de la Villa Olímpica, ya que las chimeneas alcanzan los 190 metros de altura.

En los 60.000 metros cuadrados también se podrían construir pisos, oficinas, escuelas, polideportivo con piscinas, etc. Así, Roger Hoyos, director del centro Manuel Vázquez Montalbán y miembro de la plataforma ciudadana para la conservación de las tres chimeneas, afirma que quieren que se conserven no sólo por estética, sino para que reviertan en beneficio de la gente, con usos sociales y culturales.

Así pues, no me siento orgullosa de la función que cumplían con anterioridad, pero conociendo el uso social y cultural que se les podría atribuir, me posiciono totalmente a favor, ya que además de ser un icono visual característico de esta ciudad, las tres torres nos ofrecen la posibilidad de orientarnos desde un punto de vista relativamente lejano, y éste se convierte en otro punto más a favor de su conservación.

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