30 de juny del 2016

SOL NATURAL, SOL A SECAS

Clàudia Fleta
3r ESO

Composición Tres. Quinto compás del cuarto sistema, segundo tiempo. Nunca me he llevado bien con mis vecinos, creo que nadie se lleva bien con sus compañeros de escalera, en este caso de pentagrama. Fa Sostenido era el del primero, y en el tercero vivía el Si Bemol. Estos eran sus nombres de pila, vulgares letras que cifraban su sonoridad dándoles una única identidad.

Yo soy Sol, Sol A Secas, Sol Natural, el del segundo, pero a diferencia de mis vecinos, hace tiempo que me cuestiono si es esta mi identidad. Nuestra vida forma parte de una gran cadencia melancólica escrita por un compositor frustrado y con un gusto deplorable.

Hoy quisiera huir de este pequeño universo, ver mundo. Huir de los dedos del tirano que sin compasión alguna nos explota, haciéndonos sonar demasiadas veces en un solo día. Huir para descubrir quién soy y preguntármelo en mil ocasiones distintas.

El trozo de papel que nos hace de casa y de cárcel, reposa en el alféizar de la ventana durante toda la noche. Entonces llegó el momento. Un viento huracanado cambió la posición de mis armónicos. ¿Seguía siendo un Sol? Una luz cegadora me hizo volver a la realidad y entre vestidos de muselina y tafetán descubrí mi nueva ubicación. Seguía siendo yo, Sol A Secas, Sol Natural, pero ya no me encontraba en el segundo, ahora estaba en el lujoso ático de la Traviata, me encontraba en la Escala de Milán. “Libiamo,libiamo ne’lieti calici che la belleza infiora…..”

¡Qué placer compartir partitura con las elegantes notas que emitía el Contrabajo! Cuando terminó la obra me escondí en su estuche para seguir con mi viaje…

Calle 52, Nueva York. Estaba rodeado de humo y de ruido, salí de la funda y contemplé el espacio en el que me encontraba. No tuve tiempo de descubrirlo porque un Yardbird Parker más agresivo que de costumbre me convirtió en la primera nota de su gran solo sobre aquella armonía tensa compuesta por un Monk taciturno. Creía que solo podría encontrarme en piezas barrocas, románticas, renacentistas… y sin saber cómo ni por qué me había convertido en el motivo por el que bailaba el público del Midtown Jazz Club.

El humo del tabaco se mezcló con una densa bruma que hacía las imágenes confusas. Me encontraba en un poblado africano, cerca de Addis Abeba y entonces me vi envuelto por el insistente obstinado de un djembé. Cada vez mi apariencia era más distinta y mi sonido más rico, más redondo, más lleno. No sabía cuál sería mi siguiente contexto y en plena reflexión, noté las caricias de una dulce voz… Interpretaba cada tiempo con un carisma i sensibilidad impropios de cualquier humano. El ritmo de la sabana se apoderó de cada uno de mis timbres pero entonces di el último salto.

Los dedos finos apretaron el redondo botón de un acordeón. Me llenó de aire y cuando menos preparado estaba, cerró la mancha. Soné con todas mis fuerzas, haciendo temblar el entoldado que acogía la orquesta. Arsèguel, un pequeño pueblo del Pirineo vibró como nunca lo había hecho y dejó atrás el silencio de todo el año para renacer.

Los rayos del sol echaron a la luna, compañera de viaje, y me hicieron volver a la realidad. Composición Tres. Quinto compás del cuarto sistema, segundo tiempo. Nunca me he llevado bien con mis vecinos y me encontraba de nuevo entre ellos. Infames consecuencias de ser un triste Sol Natural, Sol A Secas, fruto de un compositor frustrado.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada